En 1755, nace María Antonieta, reina de Francia junto a Luis XVI

Así le cortaron la cabeza a María Antonieta

La reina destronada, tachada de frívola y despilfarradora, fue acusada de los crímenes más degradantes y ejecutada en la plaza de la Revolución, en París


María Antonieta fue uno de los personajes más importantes de la Historia de Francia y de Europa. Su destino estuvo marcado por el de Luis XVI, un marido al que nunca amó y con el que se aburría soberanamente. Acusada de frívola, derrochadora y caprichosa, María Antonieta nunca gozó del favor de su pueblo, pues era incapaz de empatizar con los problemas con los que tenían que lidiar las clases menos favorecidas. La prensa de la época tampoco la trató bien, retratándola como un ser mediocre, disoluto y antipático que salía a buscar de forma clandestina lo que no encontraba en el lecho del rey de Francia. Cuando se quiso desacreditar a las fuentes que engordaban la lista de amantes de Maria Antonieta y que acrecentaban su mala fama con historias cada vez más rocambolescas.

Fue acusada de conspirar contra Francia y de promover intrigas de toda especie, de satisfacer sus caprichos desmesurados arruinando las finanzas del país e incluso de haber mantenido una relación incestuosa con su hijo Luis Carlos, delfín de Francia. Aficionada al teatro y a los grandes bailes, a los juegos de naipes y a la moda, María Antonieta fue odiada por un pueblo acosado por el hambre. La Revolución Francesa estalló y los reyes de Francia fueron apresados en la huida. La guillotina acabó cortando la cabeza de María Antonieta y la de Luis XVI.

Abucheada e insutada

La mañana del 16 de octubre de 1793 todo París se halla en las calles, en los balcones y en los tejados. María Antonieta, abucheada e insultada, se dirige al cadalso con las manos atadas a la espalda, condenada a morir en la guillotina, a los 37 años de edad, y casi nueve meses después de la ejecución de su marido, el rey Luis XVI. Cae la cabeza de la reina y el verdugo la muestra a la muchedumbre que abarrota la plaza de la Revolución -la actual plaza de la Concordia, donde nace la avenida de los Campos Elíseos- y que grita con furia: ¡Viva la República!