Pico y vértice de Anayet... ¿a pie o con raquetas?

Los Ibones de Anayet es un sitio precioso, muy recomendable, y una de las estampas más típicas el Pirineo, siendo su subida un camino fácil y sin dificultades. La posterior ascensión a los picos es un poco más exigente, pero son también subidas clásicas y recomendables; la del Vértice de Anayet tiene una fuerte pendiente por terreno algo descompuesto, poco recomendable para senderistas pero no presenta dificultades para montañeros; por otro lado la ascensión al Pico Anayet es todavía más compleja, solo para montañeros con experiencia, porque tiene un paso algo expuesto asegurado con una cadena, y una trepada por una chimenea, que mojado o con hielo puede ser peligroso.

La subida al Anayet comienza en aparcamiento del mismo nombre de la estación de Formigal. Aparcamiento Anayet. Cuando la estación está cerrada hay que dejar el coche en el "Corral de las Mulas", junto a la carretera. Entonces hay que añadir 2,5 kms. más.

Primero recorremos el tramo de carretera que nos separa de las instalaciones de la estación, una vez en esta, continuamos de frente, ascendiendo en paralelo a una de las pistas, que llevaremos a nuestra izquierda, manteniendo un arroyo a nuestra derecha.

Al poco, el camino se adentra hacia una garganta o valle menor, que aparece a nuestra derecha, y siguiendo el sendero, nos metemos en el, cruzando el arroyo.  Ahora la senda se hace más alpina, pues desaparecen las instalaciones de la estación y vamos ganando altura poco a poco. La ruta hasta los Ibones de Anayet es muy sencilla, ya que el camino sigue un evidente barranco (Culibillas), hasta que finaliza en una ligera subida; y también es fácil porque los fines de semana de verano sólo hay que seguir a la "masa" de gente que sube a uno de los paisajes más bonitos y fotogénicos del Pirineo.

Tras superar la última y marcada subida, llegamos arriba, a la Mallata o Llanos de Anayet, un llano herboso donde ya vemos el imponente Pico Anayet, y a su izquierda el piramidal Vértice de Anayet. El sendero llanea hacia el fondo-derecha hasta ver ya la muy amplia explanada de los Ibones.


Aquí podemos ver la misma vista en invierno y en verano. El pico Anayet es el resultado de un antiguo volcán que nos ha dejado esta impresionante estampa.

Los ibones de Anayet, especial paraje con encanto, destino de la mayoría de gente. Tenemos delante la clásica estampa de los Ibones de Anayet rodeados de un prado de un verde deslumbrante, con el Pico Anayet a la izquierda y el Midi al fondo, Espelunciecha a la derecha, Arroyeras detrás. Paramos a comer algo y disfrutar del entorno. 

Si hacemos la excursión con nieve recomiendo no subir al pico y tenemos la alternativa del Pico Espelunciecha a la derecha. Si subimos al Anayet, crampones y piolet, no vale con raquetas. Con esto concluimos la fase de senderismo y comenzamos la ascensión.

Ascensión al Pico y Vértice de Anayet

Si bien la subida hasta  los Ibones ha sido poco más que un paseo, el Pico es algo más complicado, y puede apurar a la gente sin experiencia en montaña, ya que sube por laderas de fuerte pendiente con roca descompuesta. Desde la zona del Ibón, salimos manteniendo el rumbo del GR, y nos dirigimos al collado, llamado Cuello del Anayet. Caminamos por las campas mullidas que hay en esta zona, que con su verde contrastan con el rojo de las paredes, pasamos sobre alguna fácil zona de roca y nos enfrentamos a la subida al collado. Si bien no tiene grandes dificultades esta zona es empinada y nos hace esforzarnos.

Una vez en lo alto del collado, la ruta se bifurca, a derechas hacia el Pico y a izquierda el Vértice, en cualquiera de los casos, en este punto abandonamos el recorrido del Gr. Se pueden hacer los dos o uno solamente. Si se hacen los dos, recomiendo empezar por el pico, que es más complicado.

Desde el collado salimos en dirección norte, primero manteniendo la pendiente a nuestra derecha, a los pocos metros el camino gira y se enfrenta a la pendiente, y puede que en algún tramos usemos las manos para ayudarnos. Pasada esta zona llegamos a un llano de roca arenosa, que recorremos para salir a la cara de la montaña que mira hacia el Ibon, la senda nos lleva hasta una pedrera que habremos de subir lo más elegantemente que podamos, y una vez superada, nos espera el paso de la cadena: La cadena protege un paso que si bien en verano no es peligroso, si tiene muy mala caída, y hay que ir atentos y cuidadosos, los menos habituados pueden usar arnés y asegurarse a la cadena. Y si tenemos vértigo ni lo intentamos.

Superado este paso, continuamos para adentrarnos en la chimenea que nos conduce a la cumbre, hacemos un corto paso de trepada y entramos en ella, el camino es verdaderamente empinado, pero el principal peligro es la posible caída de rocas, llevar casco no esta de más. Hecho este tramo salimos a la cumbre del Anayet, no demasiado grande y recogida, un gran premio con unas vistas inigualables.

El descenso hacia el collado se puede hacer por el mismo sitio que hemos subido (recomendado) o por una senda alternativa a la derecha, es el camino antiguo de cuando no estaba la cadena, camino muy poco marcado, y un poco más difícil, hay un paso complicado.


Giramos a izquierdas, para ir hacia el Vértice del Anayet, la subida es sencilla pero constante, mantenemos el cortado a nuestra izquierda y una caída moderada a nuestra derecha, el terreno se va descarnando según subimos hasta llegar a una zona sin vegetación, y de un característico color rojizo. Subir hacia la izquierda, resultando mejor hacerlo por nuestra derecha de la loma. La subida, de piedra descompuesta, es pendiente y con algunos pequeños resaltes, resultando fácil para montañeros, pero puede apurar a quienes solo hagan senderismo.


Aunque el vértice sea un pico menor, es recomendable subir porque la panorámica desde allí es impresionante. Sobre todo contemplar el Anayet y Midi en el mismo plano. Si las fuerzas nos acompañan recomiendo hacer los dos.  


El regreso lo hacemos por la misma ruta que nos trajo hasta aquí, poniendo cuidado en la bajada, y llegando hasta el Ibon donde hacemos un descanso para disfrutar de tan hermoso lugar.


Una alternativa a considerar es hacer esta ruta en modo travesía, desde Canfranc a Formigal o viceversa (ruta dura de cualquiera de las dos maneras) y disfrutar del valle glaciar de Canal Roya antes de que los intereses políticos y económicos llegan destrozarlo, y así poder contemplar esta imagen que posiblemente no la volvamos a ver así en el futuro

NO a la unión de estaciones

¡SALVEMOS CANAL ROYA!

NO a la malversación de fondos públicos