La sensatez

Hay personas que parecen tener menos problemas que el resto. No se alteran, no se hunden, no se quejan. No es que no les pase nada malo. Es que, simplemente, son sensatas.

Y sí… la sensatez no está de moda. Suena a aburrido, a poco épico, a cero drama. Pero si te fijas bien, es una forma de vida tremendamente poderosa.

  • Los sensatos hacen algo que muchos no sabemos hacer: controlan sus expectativas. No esperan milagros, ni se montan películas. No confunden deseos con realidad. Y eso, créeme, ya les ahorra una tonelada de frustraciones.
  • Además, siempre contemplan el mejor escenario… y el peor. No se quedan solo con lo que quieren que pase, también piensan: “¿y si todo se tuerce?”. Y se preparan para eso. No desde el miedo, sino desde la inteligencia.
  • Y lo más admirable: si algo sale mal, no se vienen abajo. No se preguntan "¿por qué a mí?". Se dicen: “Vale, ha pasado. ¿Qué puedo hacer con esto?” Transforman el problema en una oportunidad para demostrar quiénes son. Como si lo hubieran previsto. Como si lo hubieran elegido.

No se trata de ir por la vida sin sentir, sino de vivir sin que cada golpe te hunda.
Porque los sensatos no controlan el mundo. Pero controlan cómo responden a él.

Así que hoy, cuando algo no salga como esperas, piensa:
¿Qué haría alguien sensato en mi lugar?
Y hazlo.