Circular Espelungere - Arlet - Aguas Tuertas

Inicio de la jornada: Parking de Espelungere

Tras cruzar el túnel del Somport, dejamos atrás España y nos adentramos en tierras francesas por Les Forges d’Abel, donde tomamos la pista que nos conduce al parking de Espelungere. A primera hora de la mañana, el frescor del bosque y el canto de los pájaros nos dan la bienvenida. Iniciamos nuestra ruta con ilusión, conscientes de que nos espera una jornada larga, pero repleta de belleza natural.

Primer tramo: El hayedo y la cascada de Espelungere

Comenzamos ascendiendo suavemente por la pista de Espelungere, que atraviesa un frondoso hayedo. La luz del sol se filtra entre las hojas creando un ambiente mágico. Pronto, nos sorprende la hermosa cascada de Espelungere, una caída de agua cristalina en mitad del bosque que invita a parar y disfrutar del sonido del agua y la tranquilidad del entorno.

Hacia las alturas: Col de la Mouguère y cabañas de pastor

Seguimos ganando altitud hacia el Col de la Mouguère. A medida que subimos, el bosque se abre y el paisaje se transforma. Aparecen cabañas de pastor dispersas, testimonio del uso tradicional de estos valles. En este collado, el silencio es sobrecogedor, roto solo por el silbido del viento o el lejano balido de alguna oveja. Las vistas panorámicas a todos los puntos cardinales nos dejan sin palabras: el verdor de los valles franceses se funde con la silueta de los picos pirenaicos.

Ibón y refugio de Arlet

Tras un breve descenso, alcanzamos el Lac d’Arlet, un ibón de aguas tranquilas y reflejos turquesa, a los pies del refugio de Arlet. Allí encontramos una fuente de agua fresca y un lugar perfecto para descansar. Desde este punto se disfruta de una de las panorámicas más espectaculares de la jornada: el majestuoso Bisaurín, la Sierra de Secús, el Castillo de Acher y otros gigantes del Pirineo aragonés se alzan imponentes ante nuestros ojos desde el cercano Col d’Arlet.

Descenso hacia Aguas Tuertas: entrada a España

Desde el collado, iniciamos el descenso hacia Aguas Tuertas, cruzando la frontera natural entre Francia y España. El sendero baja por el barranco de Acué, entre laderas cubiertas de pastos alpinos y pequeñas cascadas. Poco a poco se abre paso el icónico valle de Aguas Tuertas, con su característico meandro verde que serpentea entre montañas. El contraste con el entorno anterior es asombroso. Este lugar, uno de los más bellos del Pirineo aragonés, invita a detenerse y respirar profundamente.

Regreso por el paso de Escalé y Espelungere

Cruzamos el río y comenzamos el camino de regreso por el paso de Escalé, un sendero que remonta de nuevo hacia Francia. Para los más aventureros, aquí existe la opción de alargar la jornada acercándose al ibón de Estanés, otro tesoro de alta montaña. Sin embargo, nosotros optamos por continuar el regreso hacia el punto de partida.

La última parte de la ruta nos lleva de nuevo por el barranco y hayedo de Espelungere, cerrando este círculo natural de paisajes y sensaciones. El cansancio comienza a notarse, pero la belleza del entorno hace más llevadero cada paso.

Valoración final

Se trata de una ruta circular variada y espectacular, que atraviesa una diversidad de paisajes: bosques sombríos, pastizales alpinos, ibones de altura, collados panorámicos y valles glaciares. Aunque fácil técnicamente, requiere una buena forma física por su larga distancia. La recompensa: una inmersión total en la naturaleza, sin grandes aglomeraciones y con una riqueza paisajística inigualable.

Muy recomendable para quienes buscan una experiencia completa en los Pirineos, entre dos países y mil paisajes.