Reflexiones y observaciones durante el confinamiento

En las líneas que siguen a continuación, se recogen las reflexiones y observaciones de un radioyente durante el confinamiento.

Hola pájaro Espino!

Si tienes tiempo y creo que lo tienes, permiteme que te cuente un cuento, o una historia, según prefieras.

Desde hace casi tres meses no estoy en mi hogar, en principio por unas vacaciones en casa de mi hija, y circunstancialmente prolongadas por este asunto del susodicho virus.

De tal manera que aterrizo en donde me encuentro, en el sur de nuestro país, esto es sobre el 8 de Marzo.

Hay un árbol, concretamente una acacia a escasamente 3 metros del balcón de la casa. A los pocos días de llegar, observé a un pajarito, que afanosamente traía en el pico pajitas, musgo y otros materiales vegetales a un nudo del árbol, y con ellos empezaba a construir su hogar. Ramita a ramita iba dando forma a su nido. Pude observar así mismo, como su enamorada llegaba a dar el visto bueno flexionando una y otra vez sus patitas ( o al menos así me lo pareció ).

No fui testigo de su noche de amor, pero si lo fui de como, al cabo de pocos días, de como la señora de la casa se acomodaba gozosa a fin de depositar su fruto, sus huevos.

Día tras día, el animalito fue incubando los mismos, girándolos con total cuidado para que recibiesen el calor por igual. De cómo escasamente  abandonaba el nido para nutrirse y regresaba de manera inmediata a continuar su quehacer.

Pude ver, como eclosionaban los huevos para aparecer tres pollitos, de los cuales sólo progresarían dos.

De como vuelo tras vuelo, aportaban ambos progenitores pequeñas viandas con las cuales, alimentaban a unas fauces incansables en su tiránico apetito.

He podido apreciar, de como en las noches de tormenta con aguacero preimaveral, la madre ( o el padre, vaya usted a saber) se acurrucaba sobre si mismaaguantando el temporal, a fin de mantener el calor de su nidada, de igual manera que cuando apretaba la calor, agitaba las alas para refrescarlos.

de cómo les picoteaba el esfinter para que estos arrojasen una especie de ampollita de deshechos y que la madre recogía con fruición a fín de mantener limpio el sitio.

Día tras día, he visto como aparecía su ligero plumón y como cada vez estiraban mas el cuello para recibir su alimento, así a lo largo de casi dos meses.

Es curioso ellos confinados en su nido, y yo en el balcón, pudiendo salir únicamente a buscar alimento...

Esta mañana, mas o menos a las ocho, uno de ellos estaba al borde del nido, la madre nerviosa revoloteaba de rama en rama incitando al pollo a dar el gran salto, el salto a la libertad. Agitación de alas, más agitación, más alas, hasta que al fin...saltó y...voló hasta la verja próxima del campo de deportes aledaño.

Horas mas tarde repitió fortuna el segundo. Seguramente (Como diría mi amigo el fary) andaran "apatrullando la ciudad"

Ellos se fueron libres, y yo, nosotros, siendo como nos cremos los reyes de la creación, seguimos confinados por esto del virus, pero también confinados por las facturas, los deberes, las obligaciones, etc, etc...de ésta selva que sólo nosotros hemos generado.

Tal cómo canto un tal Roberto Carlos..." Yo quisiera ser tan civilizado como los animales"



Algeciras 30 de Mayo de 2020.