Leyendas del Moncayo

Todas las montañas están rodeadas de misterio, pero en Zaragoza, la que más leyendas acumula es sin duda el Moncayo. Es la Montaña mágica de Aragón. Poblada desde la  prehistoria, sus bosques guardan leyendas de moras y corzas encantadas... Esta espectacular sierra ha sido considerada desde la antigüedad como lugar sagrado. Celtas, íberos, romanos, visigodos, templarios, hispano-musulmanes, judíos, cistercienses y ahora, muchos turistas, la elevaron a la categoría de plataforma ideal para rogar a sus divinidades. Un altar cósmico donde también los poetas, literatos y místicos encontraron una fuente de inspiración. Según Gustavo Adolfo Bécquer, que asentó sus males en Veruela, escribió que cuando la montaña se cubre de nieve, no solo bajan los rebaños por su falda, y antaño también los lobos, sino otros huéspedes mucho más temibles. 

La leyenda de los tres hermanos

El encanto de un molino frente al Moncayo. Una finca en el Campo ...

¿Cómo se formó el Moncayo? Cuenta la leyenda que el jefe de una tribu prerromana, dueño de un enorme territorio que abarcaba lo que hoy son las provincias de Zaragoza, Soria y Guadalajara, enviudó y tuvo que encargarse de sus tres hijos. Los tres hermanos no se soportaban, y no paraban de discutir corroídos por la envidia y la codicia de quedarse con todas las tierras de su padre. Harto de sus peleas, su padre, que además de jefe era brujo, lanzó sobre ellos una maldición: los condenó a verse sin poder hablarse por toda la eternidad, convirtiéndoles así en tres altas montañas que situó a cada extremo de sus tierras para que sirviera de ejemplo para las tribus cercanas: el mayor, Moncayo; el mediano, Ocejón, y el pequeño, Alto Rey. Hoy en día en la ermita situada en la cima del Alto Rey se puede contemplar un grabado en la piedra en la que se muestran tres cabezas situadas de la misma forma que están geográficamente el Moncayo, el Ocejón y el Alto Rey.

La leyenda de los tres hermanos

Moncayo o Monte Cano como lo llamaban los romanos por semejar las nieves de su cima las blancas canas de la cabeza de un anciano (algo así como la de uno, pero más poblada). En la Edad Media la expresión Monte Cano se corrompe y deriva a Monte de Caco. La tradición popular relacionaba al colosal macizo del Moncayo con el famoso ladrón mitológico Caco. 
Cuenta la leyenda que una cueva de los Fayos la habitaba un gigante amigo de lo ajeno (de ahí que Caco signifique ladrón) y allí escondió el ganado que le robó al poderoso Hércules, otro gigante de la zona (como era gigante se ve que en dos zancadas llegaba de Aragón a Grecia). Hércules encontró la guarida de Caco gracias a los mugidos de sus novillas. Cuando los colosos se encontraron, empezó un fuerte combate por el que surgieron ríos y montañas.  Caco fue vencido y enterrado. El Moncayo fue la última piedra que Hércules puso encima del derrotado Caco.

La leyenda de los tres gigantes (Tarazona – Aragón) | Blog Jose ...

En la Casa Consistorial de Tarazona encontraremos las tres figuras de gigantes de grandes dimensiones que decoran su segundo cuerpo, a la altura de la balconada.

La leyenda de la fundación del Monasterio de Veruela

El Monasterio de Veruela, el primer monasterio cisterciense de Aragón, se encuentra en las cercanías de Vera del Moncayo. Cuenta la leyenda que en 1.141 don Pedro Atarés, señor de Borja, se encontraba de cacería en los alrededores del Moncayo cuando le sorprendió una fuerte tormenta. Temiendo por su vida, le pidió a la Virgen María que le protegiese. Y así fue, se le apareció en el cielo y le protegió hasta que pasó el temporal.

Visita al Monasterio de Veruela - Hotel Ciudad de Borja

Así mismo, la Virgen María le hizo entrega de una pequeña imagen suya depositada sobre una encina. Ya que, a cambio de su protección, la virgen le encomendó a don Pedro levantar, en el mismo lugar, un monasterio dedicado a ella. Esta es la leyenda de cómo empezó la construcción del Real Monasterio de Santa María de Veruela, que se inauguró en 1.145.

Trasmoz, el pueblo de las brujas

Si hay un pueblo envuelto en leyendas en Aragón, ese es Trasmoz, en la faldas de Moncayo. El pueblo maldito del que tanto habla Bécquer en sus “Cartas desde mi celda”. El único pueblo español oficialmente excomulgado por la iglesia católica, cuya excomunión no ha sido revocada todavía.


Toda leyenda tiene un inicio y, en este caso, todo empieza en el castillo de Trasmoz. Se cuenta que fue levantado en una noche por un ser maligno, tras pactar con el diablo, y que sus ocupantes se dedicaban a fabricar monedas falsas. Para evitar ser investigados (debido al ruido y al martilleo), expandieron el rumor de que eran brujas y hechiceros los que hacían sonar cadenas por las noches. Estos hechos llevaron a excomulgar a la localidad por orden papal en 1.252, y esa decisión nunca se revirtió.

Nuestro querido Bécquer, como buen escritor romántico, tenía una atracción patológica por las habladurías, y de nadie se ha hablado más que de las brujas. En “Cartas desde mi celda” dejó para la posteridad la historia de algunas brujas de Trasmoz como la Tía Casca o la Dorotea.
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La Dorotea fue la primera bruja de Trasmoz. Era una joven huérfana de 18 años, que vivía con su tío, el cura del pueblo. Se dice que un día la muchacha cambió el agua bendita que su tío utilizaba para bendecir los alrededores del castillo, por un líquido que una vieja sirviente del mal le entregó. Desde entonces las fuerzas del mal volvieron a utilizar el castillo para sus aquelarres, y a cambio la Dorotea consiguió preciosos vestidos y la liberación de sus labores caseras, que realizaban un ejército de brujas, que tomaban forma de gatos y sapillos verdes.

Trasmoz: La Leyenda de la tía Casca – Solo Hay Almas

Aunque la más famosa fue la Tia Casca. Descendía de una larga estirpe de brujas y se dice que sus poderes procedían de un misterioso ungüento cuya fórmula habría pasado de madres a hijas. Dicen que disfrutaba echando mal de ojo a los niños, que podía volar y envenenar hierbas y ríos matando así al ganado de los que osaban meterse con ella. La acusaron de numerosas atrocidades, hasta que en 1862 el pueblo entero la linchó tirándola desde un cabezo. Dicen que su alma sigue vagando por la tierras de Trasmoz a día de hoy.

El Sanatorio Antituberculoso de Agramonte del Moncayo

Este edificio, situado en las faldas del Moncayo, se inauguró en 1.939 y a él acudieron cientos de enfermos de tuberculosis. El sanatorio estaba a cargo de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, las cuáles cuidaron de los enfermos hasta que cerró, el 30 de septiembre de 1.978. Desde entonces el sanatorio permanece abandonado y resulta un lugar ideal para los fans del misterio.

Sanatorio de Agramonte del Moncayo | T. Saso | Flickr

Con el paso de los años, son muchas las personas que se han adentrado para captar actividad paranormal, hacer psicofonías o fotografías. Los que lo han visitado dicen que se siente una energía diferente, que puedes escuchar sollozos y lamentos e, incluso, ver sombras errantes.