La leyenda del Monte Perdido

 

Son muchas son las leyendas que rodean el origen del Monte Perdido, pero quizá la más conocida sea la historia de un mendigo y un pastor que se coincidieron por esta zona. Cuenta la Leyenda que en el pasado, el lugar donde hoy se alza imponente Monte Perdido, era una amplia extensión de prados con abundante hierba, agua y coloridas flores a la que los pastores llevaban a pastar sus ovejas desde los pueblos cercanos del Sobrarbe.
Un mendigo le pidió al pastor algo de comer con estas palabras: “llevo mucho tiempo sin probar bocado. Deme algo de comer, Dios se lo pagará”. El pastor, avaricioso y egoísta, le dijo que él también tenía hambre. 

El mendigo insistió de nuevo, pero el pastor se mantuvo en su egoísmo. Cansado, el mendigo le dijo al pastor: “Te perderás por avaricioso, y allí dónde te pierdas saldrá un gran monte, inmenso, tan grande como tu falta de caridad”. El extraño hombre desapareció e instantes después, una intensa niebla empezó a cubrir el valle. El pastor nunca había visto nada igual y asustado empezó a buscar a su rebaño, que se hallaba disperso por los prados. Comenzó entonces una fuerte tormenta de viento y nieve. En pocos tiempo todo quedó congelado y el pastor y su ganado desaparecieron para siempre. Nunca más se supo de ellos. 
Cuenta la leyenda que justo en este lugar, apareció una impresionante y peligrosa montaña: Monte Perdido. Los verdes prados se convirtieron en roca, nieve y hielo, de gran belleza pero inexpugnable. Dicen los pastores que ese mendigo era San Antonio y que lo ocurrido fue un castigo divino al egoísmo y a la falta de solidaridad del pastor. Un recuerdo a mi abuela que tenía devoción por este santo.

“Perdido debajo del Monte Perdido 
perdido estuviste país. 
mi viejo Condado, señor de los montes 
te estabas dejando morir. 
Perdido el orgullo, perdido el futuro 
perdido, perdido país….”
País perdido. La Ronda de Boltaña