Demagogo de salón, el hombre que convierte cualquier conversación en una proclama, aunque no sepas muy bien de qué. El campeón del postureo, experto en posar tanto en fotos como en ideas, porque para él, todo es imagen… y la imagen lo es todo. Experto en naderías, ese talento único para llenar horas de tertulia sin decir absolutamente nada que supere el nivel del mar. Mesías de lo obvio, que nos ilumina con frases como “lo importante es lo importante” y “todo depende de todo”. Intelectual de baratillo, porque cuando abre la boca, uno no sabe si está citando a Kant o leyendo el horóscopo del día. Mario Vaquierozo, el hombre que transforma lo banal en espectáculo.
Ser ecologista es defender y promover el respeto y la protección del medio ambiente. Pero va más allá de reciclar o plantar árboles: ser ecologista es una forma de pensar, de vivir y de actuar con conciencia del impacto que nuestras decisiones tienen sobre la naturaleza. Una actitud ética frente al mundo natural, un compromiso con las generaciones futuras, una crítica al modelo de desarrollo que destruye más de lo que construye,