Dormir a pierna suelta

 

Imagina una época en la que la libertad era un lujo y el descanso, un premio. Los presos, encadenados y vigilados, anhelaban una noche de sueño sin grilletes. Pues bien, de ahí nace la expresión 'dormir a pierna suelta'. Cuando un prisionero se ganaba la confianza de sus carceleros, se le permitía pasar la noche sin cadenas, libre para estirar sus piernas y disfrutar de un sueño reparador. Esta pequeña concesión, un privilegio en un ambiente de opresión, se convirtió en sinónimo de descanso absoluto y tranquilidad. Con el tiempo, la expresión trascendió los muros de las cárceles y se arraigó en nuestro lenguaje cotidiano, recordándonos el valor de la libertad y la importancia de un buen sueño.