El desfiladero de Entremon y castillo de Samitier

Fácil y entretenida ruta circular de senderismo que partiendo desde el pueblo de Mediano, nos conduce por el espectacular desfiladero de Entremón, y pasando por el reconstruido pueblo de Ligüerre de Cinca nos lleva hasta conjunto religioso-militar del castillo de Samitier, mirador y guardián del Sobrarbe, para devolvernos nuevamente al pueblo de Mediano que es donde se ha iniciado la ruta. Al ser circular es posible iniciarla desde varios sitios diferentes, a saber: desde Mediano, desde Samitier o desde Ligüerre de Cinca. Elegimos el primero.

Dejamos el coche y caminamos por la orilla del pantano de Mediano, de las aguas del embalse emerge la torre de la iglesia del pueblo de Mediano. Cuando el nivel de las aguas desciende lo suficiente, también queda al descubierto su esconjuradero, pequeña construcción de planta cuadrada que se utilizaba con el fin de ahuyentar a las temidas tormentas. 


Enseguida llegamos a la presa, que cruzamos sin problemas. Nos adentramos en el primer elemento de interés de esta aventura, el desfiladero de Entremón. Éste uno de los lugares más sobresalientes del paisaje de Sobrarbe, un espectacular desfiladero recorrido por el río Cinca. Durante años la erosión ha modelado la montaña, dando lugar al cañón que vamos a recorrer. Las paredes del Entremón nos encierran y no hay escapatoria posible una vez nos hemos metido. Cuesta imaginar que haya una senda que recorra este estrecho cañón, flanqueado por escarpes de rocas de más de 400 metros sobre el cauce del río. Cuenta la leyenda que solamente el Diablo fue capaz un día de unir sus dos márgenes, construyendo un puente del que ya no queda rastro. El inteligente trazado de la senda parece aprovechar el único resquicio posible, a modo de cornisa natural. De hecho, para trazar esta senda tradicional hubo que excavar un tramo en la roca.

Uno de los mejores descriptores del paisaje de Sobrarbe, el pirineísta Lucien Briet, describía el Entremón a comienzos del siglo XX como "una larga fisura, estrecha y tortuosa, que se abre con una gran uniformidad, en un tajo gigantesco, de belleza sobria (.)". Con el espectacular decorado de los escarpes calcáreos cincelados por la incansable labor del río Cinca, esta senda nos mues-tra cómo se formó el cañón y las rocas sobre las que está labrado.

Los estrechos de Entremón era un paso estratégico de gran importancia en la antigüedad, vigilado desde lo alto por el Castillo de Samitier (visible en la cima del risco junto a una pequeña ermita). Este congosto es muy atractivo no solo por la belleza del paisaje sino también por su riqueza geológica y ornitológica. 

Después de la presa debemos atravesar tres túneles excavados. Antiguamente el río Cinca era el medio de transporte de la madera proveniente de los bosques del Pirineo, que bajaba en "Nabatas", pequeñas barcas formadas por los propios troncos. El paso por los estrechos de Entremón era uno de los puntos más peligrosos de la travesía, tenían mucho miedo a los remolinos y a estrellarse contra las rocas.


Continuamos caminando rodeados de bosque y poco tiempo después alcanzamos el punto más espectacular de la ruta. Se denomina el "Paso de la Media Caña". El camino es estrecho pero muy cómodo. 20 minutos más tarde aparece la única “dificultad” de la ruta para las personas que tengan un poco de vértigo. Se trata de un pequeño paso bien equipado por grapas y escalones de hierro en la roca en un paso donde el camino desaparece. Debemos atravesarlo con la máxima precaución, pues cualquier tropiezo podría resultar fatal. 


Seguimos adelante y llegamos a la Cueva de las Palomas, situada frente a nosotros. Desde este lugar se contempla el impresionante farallón rocoso sobre el que se levantó, en el siglo XI, el conjunto defensivo de Samitier, formado por castillo e iglesia. En otra ladera se encuentra la Cueva de la Miranda. Dada la dificultad de acceso y su necesaria preservación, por el momento no es posible visitarla, pero sí merece la pena saber de su existencia. Por fin estamos al final del desfiladero marcado por el pico Picatiecho.


A los pocos metros sale del Entremón para desembocar en la carretera. Cruza el puente y se desvía a la izquierda siguiendo hacia Ligüerre de Cinca, pueblo restaurado por el sindicato UGT (Unión General de Trabajadores).


Atravesamos el pueblo, el mirador sobre el pantano de El Grado y siguiendo la carretera justo en el cruce iniciamos un fuerte ascenso hacia el castillo y las ermitas. El camino es duro y no está bien señalizado. Si nos perdemos seguir la línea de cables de alta tensión hasta llegar a la parte alta. Ya arriba encontramos una pista forestal que nos lleva a la ermita de Waldesca. Tras una empinada rampa llegaremos hasta Ermita de San Emeterio y Celedonio (856 m.) atravesando la Ermita por ambas puertas accederemos hasta el torreón llamado El Castillo de Samitier. La iglesia fue construida en el siglo XI tanto con fines religiosos como militares. El castillo de Samitier es un pequeño conjunto del siglo XI formado por un pequeño castillo y una ermita (San Emeterio y San Celedonio). Formó parte de una línea defensiva construida por Sancho III el Mayor (el padre de Gonzalo I y Ramiro I) en la frontera entre territorio cristiano y Al-Andalus. 


Estamos ante unas magnificas vistas del Embalse de Mediano y la Peña Montañesa en primer plano, con los Pirineos al fondo donde destacan entre otros los macizos de Monte Perdido y Cotiella. A los nuestros pies discurre el río Cinca con el estrecho y vertical desfiladero. Merece la pena permanecer aquí un rato contemplando esta maravilla de paisaje. De aquí bajaremos al pueblo de Samitier y luego al de Mediano.


Resumiendo, una excursión muy completa donde vamos a disfrutar de unos paisajes extraordinarios a la vez que singulares. La ruta no es muy exigente y únicamente debemos tener cuidado con un par de pasos complicados pero despacio y tomando las debidas precauciones no van a resultar problemáticos. Podemos completar la jornada con la visita al pintoresco pueblo de Aínsa, uno de los más bonitos de España.