La desertifización

La Puebla de Alfindén, Zaragoza, España

3 de junio de 2033 (Año III después del Apocalipsis)

A la atención del programa "El pájaro Espino", Emisora Jucal Radio

Estimados amigos de Jucal Radio:

Les escribo desde un futuro que espero puedan evitar. Mi nombre es Greta, y estoy escribiendo esta carta desde el año 2033, o como lo conocemos aquí, el Año III después del Apocalipsis. No se dejen engañar por ese término; no hubo una explosión nuclear ni una invasión alienígena. Nuestro apocalipsis fue silencioso, gradual, y lo más trágico es que fue completamente prevenible.

Hoy, miro a través de mi ventana sellada herméticamente y veo un paisaje que alguna vez fue verde y exuberante. Ahora, solo queda un vasto desierto, un mar de arena que se extiende hasta donde alcanza la vista. Los pocos árboles que sobreviven son esqueletos retorcidos, suplicando por una gota de agua que nunca llega. El sol abrasador castiga la tierra sin piedad, y las temperaturas diurnas rara vez bajan de los 50°C.

El agua, ese líquido que ustedes usan tan libremente, se ha convertido en nuestro bien más preciado. Cada gota es contada, reciclada y racionada. Las guerras ya no se libran por petróleo o territorio, sino por los últimos acuíferos y reservas de agua desalinizada. Las ciudades costeras que no fueron sumergidas por el aumento del nivel del mar se han convertido en fortalezas, protegiendo ferozmente sus plantas desalinizadoras.

La agricultura, tal como la conocían, ha desaparecido. Los campos de trigo, maíz y arroz se han convertido en dunas de arena. Sobrevivimos a base de algas, insectos y carne cultivada en laboratorios subterráneos. Los pocos animales que quedan son considerados tesoros nacionales, protegidos en bóvedas climáticas.

La población mundial se ha reducido drásticamente. Millones murieron en las olas de calor masivas, los incendios forestales incontrolables y las hambrunas. Otros tantos perecieron en conflictos por recursos o simplemente decidieron no traer niños a este mundo inhóspito. Las ciudades están medio vacías, sus rascacielos se mantienen en pie como monumentos a una civilización que ignoró todas las advertencias.

¿Cómo llegamos a este punto? No fue un evento único, sino una serie de decisiones equivocadas y oportunidades perdidas:
  1. Ignoramos el cambio climático: A pesar de las advertencias de científicos y activistas, los gobiernos y corporaciones priorizaron las ganancias a corto plazo sobre la sostenibilidad a largo plazo.
  2. Deforestación masiva: Los "pulmones de la Tierra", como la Amazonia, fueron talados para dar paso a la agricultura industrial y la ganadería.
  3. Sobreexplotación de acuíferos: Extrajimos agua subterránea a un ritmo mucho más rápido del que podía reponerse.
  4. Contaminación desenfrenada: Ríos, lagos y océanos se convirtieron en vertederos de plásticos, productos químicos y desechos industriales.
  5. Consumismo insostenible: La mentalidad de "usar y tirar" llevó a una demanda insaciable de recursos naturales.
  6. Inacción política: Los líderes, temerosos de perder votos o apoyo corporativo, pospusieron medidas drásticas hasta que fue demasiado tarde.
Pero les escribo esta carta no para recriminar, sino para suplicar. Ustedes, en 2024, están en una encrucijada histórica. Todavía tienen la oportunidad de reescribir este futuro desolador:
  • Exijan a sus líderes políticas climáticas audaces y vinculantes.
  • Apoyen a empresas que prioricen la sostenibilidad sobre el beneficio.
  • Reforesten, especialmente en regiones críticas como la Amazonia y el Congo.
  • Inviertan en tecnologías de desalinización y captación de agua atmosférica.
  • Adopten dietas más sostenibles, reduciendo el consumo de carne.
  • Abracen la economía circular: reparar, reutilizar, reciclar.
  • Eduquen a las futuras generaciones sobre la fragilidad de nuestros ecosistemas.
Cada acción, por pequeña que parezca, reverbera a través del tiempo. Mis padres me contaron historias de ríos caudalosos, bosques frondosos y campos de trigo ondulando bajo la brisa. Por favor, asegúrense de que mis hijos no tengan que conformarse con meras historias. Que puedan experimentar la belleza y abundancia de una Tierra sana.
No permitan que mi presente se convierta en su futuro. La elección es suya.
Con esperanza y urgencia,
Greta
Año III después del Apocalipsis (2033)