El pájaro cantor. La determinación y el determinismo escolar.

Me comenta un amigo y compañero de escuela que, el año 2023 y entre los nuevos proyectos e ideas que tiene en mente está la de utilizar, alguna vez, el mínimo común múltiplo. Lo dice, con el buen humor que le caracteriza, para que me replanteé aquí qué tipo de contenidos se siguen enseñando en las escuelas.

Hay una corriente de pensamiento en psicología1 que mantiene que, si enviáramos a todos nuestros alumnos a un profesional, para que les aplicase un test de inteligencia, estandarizado, fiable y reconocido por la comunidad científica, podríamos obtener de todos ellos un dato objetivo como es su coeficiente intelectual.

Casi seguro, que con esos datos nos llevaríamos alguna que otra sorpresa, ya que, algunos alumnos brillantes tendrían un coeficiente de lo más normal y otros con un alto coeficiente obtendrían unas calificaciones escolares muy por debajo de la media e incluso serían considerados como alumnos con dificultades.

¿De qué depende el éxito en la escuela y en la vida de cada uno de nuestros alumnos? Sinceramente, no lo sé. La ciencia asegura que factores como la inteligencia social, el estado de salud física, la apariencia e incluso el sagrado coeficiente intelectual no tienen tanta importancia para conseguir nuestras metas en la vida y en los estudios.

Lo que sí está demostrado es que la perseverancia es necesaria para cualquier estudio o ilusión que tengamos en la vida. La podríamos definir como esa pasión que nos mueve durante años, por la que trabajamos duro y que es una satisfacción diferida y a largo plazo.

Si es tan importante ¿por qué no se enseña en la escuela como el mínimo común múltiplo? Está claro que el talento no da la determinación y la capacidad de aprender se puede cambiar, no es fija y puede desarrollarse si nos lo proponemos. No podremos conseguir todo lo que queramos, pero parece estar certificado que proponiendo metas a conseguir nos determinamos en las tareas y eso nos hace inteligentes y capaces de conseguirlas.

Es un éxito, incluso si fracasamos. Solo podemos enseñar la determinación a nuestros hijos y alumnos siendo nosotros mismos personas determinadas en casa, en el colegio y en la vida. No hay manuales; solo sirve el ejemplo que damos, a sabiendas que ni es fácil ni es indoloro.

Manuel Vergara