La cueva de la Mora de Lechago

Cuentan los más viejos del lugar que hace ya bastantes años tuvo lugar un suceso extraordinario que asombró a los lechaguinos. Estaba un pastor apacentando sus ovejas y cabras por el paraje del Reajo, uno de los barrancos que desembocan en la Rambla de Cuencabuena y que por su peculiar orografía constituye una zona especialmente rica en cuevas, y también fuentes de apreciadas aguas. Una de sus cabras se separó del grupo y se metió, ladera arriba, por la zona rocosa y salpicada de arbustos que encubren las numerosas aberturas que se suceden a los pies de La Moratilla, una pequeña muela situada a su vez bajo la impresionante llanura rocosa que culmina el valle, denominada La Muela Alta. El animal desapareció al entrar en una pequeña cueva del escarpado, de tan difícil acceso que el pastor desistió de seguirla. Éste, esperó en vano su vuelta durante varias horas, y como fuera que se estaba haciendo ya de noche, decidió regresar al pueblo y continuar su búsqueda al día siguiente, pensando, sin duda, que por el mismo sitio por donde habla entrado tendría que salir. Pero fue en vano, pues la cabra no apareció ese día ni los siguientes, así que el resignado pastor dio por perdido el animal. 

Estaba pues, al cabo de unos días, por la zona del barranco de Valhondo, situado al otro lado de, la mencionada Moratilla, cuando de forma inesperada vio aparecer a su cabra, que ante el asombro de su dueño, se presentó ante él cubierta de sedas y riquísimas joyas. Estas riquezas serían sin duda, según la sabiduría popular, producto de algún tesoro escondido por algún rey moro, que temeroso de perder su fortuna ante el avance cristiano decidió ponerlo a buen recaudo en un lugar tan infranqueable como la cueva en la que de forma fortuita se introdujo la aventurera cabra. Y aquí se termina la leyenda pues nadie logró encontrar el resto del tesoro, ni siquiera podemos demostrar que lo relatado es cieno, pero sin embargo. la cueva en cuestión, desde entonces se llama de "la Mora" (eso al menos es lo que dicen los más viejos del lugar...).