La situación de la especie es preocupante. Tanto que SEO/Birdlife cree que ha llegado el momento de cambiar su estatus, ya que en la actualidad está catalogada como “casi amenazada”, cuando debería figurar, al menos, en la categoría de “vulnerable”.
“La intensificación de las explotaciones agrarias resulta sumamente perjudicial para aves insectívoras y carnívoras como los alcaudones. El empleo abusivo de plaguicidas disminuye la cantidad de insectos y pequeños mamíferos, además de provocar el envenenamiento de las aves, con su consecuente infertilidad o muerte”, detalla SEO/BirdLife.
Una curiosidad: a menudo genera “despensas”, empalando a sus presas en las ramas punzantes de arbustos pinchudos. Lo hace porque no es capaz de digerir la presa entera, y de esta forma puede comerla poco a poco, e incluso arrancar pedazos para alimentar a sus crías.
Para despedazar a sus presas más grandes se apoya en esos arbustos y en alambradas con espino. Caza al acecho, oteando desde posaderos dominantes, como postes de teléfono o eléctricos, cables paralelos a carreteras y caminos, o ramas altas de arbustos.
Existen diferentes subespecies de alcaudón real, que se extienden por tres continentes: Europa, África (desde Mauritania y Marruecos hasta Egipto y Somalia ) y Asia (penetra hasta Mongolia). En Europa, el alcaudón real es muy escaso y se restringe al sur de Francia, Portugal y España.
En el suroeste europeose estima que hay entre 212.000 y 353.500 parejas reproductoras, la mayor parte en España, donde habitan de 200.000 a 250.000 en territorio peninsular y entre 1.000 y 1.500 en Canarias.
Ocupa zonas abiertas, con árboles y arbustos dispersos, casi siempre por debajo de los 1.500 metros de altitud. Se observa en dehesas, campiñas, almendrales, olivares y, en general, en parajes agrarios con cultivos, tanto de secano como de regadío.