La leyenda de Edelweis

Leontopodium alpinum, conocida como flor de las nieves o con la palabra alemana Edelweiss. Se trata de una flor que crece en pequeños grupos en las praderas alpinas y roquedos de altura de las cordilleras europea. Es la flor nacional de Austria, motivo por el que se encuentra en su moneda de 2 céntimos de euro. Es la flor emblemática de las alturas y por ello ha sido largamente esquilmada, habiendo desaparecido de muchas zonas y siendo mucho menos frecuente que hace unas pocas décadas, debido a lo cual ha sido protegida en territorio español, estando prohibida su recolección. En la actualidad en España se encuentra sobre todo en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, del que es su símbolo.

La leyenda de Edelweis

Cuenta una Leyenda que una noche, una estrella le confesó a la Luna que sentía envidia de quienes vivían en la Tierra. El planeta se veía tan verde y azul desde allí arriba. Tan lindo que la estrella imaginaba lo bonito que sería convertirse en flor y vivir rodeada de tan hermosos valles, bosques, ríos y montañas. En consecuencia la luna despechada y enfadada decidió vengarse enviándola a una de las montañas más altas de la tierra. Allí, cubierta por un manto de blanca nieve, la estrella se convirtió en una de las flores más hermosas nunca vistas, con forma estrellada y pétalos de color de luna.
Sin embargo, la Luna se había cobrado su despecho y la nueva flor pronto se dio cuenta. Estaba sola, rodeada de roca y hielo en lo alto de las montañas y alejada del resto de seres de la Tierra. Esa hermosa y solitaria flor es la flor de nieve (nieu en aragonés) o Edelweiss, que podemos encontrar en las cotas más altas del Pirineo.


Flor símbolo del Amor

Cuentan que un joven, se hallaba enamorado de una mujer, de una belleza comparable al de la pureza de la nieve que cubre las altas montañas, de cabellos blancos, ojos grisáceos y rasgos finos y suaves… una albina extremadamente hermosa de nombre Edelweiss. Un día el joven la cogió de las manos y titubeando se declaró:
  • No podía demorar más tiempo amada mía, en confesarte lo que por ti siento. Sufro día y noche de dolor por dentro, cada instante que cierro los ojos, que ni una tempestad podría llevarse un solo ápice de mi afecto. Ni siquiera toda la nieve de las altas montañas sería capaz de apagar el fuego que hace latir mi corazón. Vengo a deciros mi bella Edelweiss, que os amo con todo mi ser.
Sorprendida pero halagada, apartó sus manos, recorrió su rostro silenciosamente, y con una tierna sonrisa le dijo:
  • Amor mío, abrumada me hallo ante tus hermosas palabras con el dulce mensaje con el que las proclamas. Pero, no te parece que una declaración de amor debe ir acompañada de una gran hazaña?
Abrió los ojos aturdido, y con firmeza volvió a apresarla entre sus manos, mientras dijo convencido, cuenta la leyenda de edelweiss:
  • Hermosa Edelweiss, ¿Qué es lo que queréis? Porque os aseguro que conseguiré todo aquello que deseéis, si así consigo demostraros el amor que os profeso.
  • Amor mío, os tomo la palabra. Este es el momento de que huyáis, porque el reto que os vengo a proponer no está al alcance de miedosos ni cobardes… Cuenta una Leyenda que una estrella a la tierra llegó, convirtiéndose en la más bella flor que habita donde el hielo y las nieves esculpen las altas montañas. Si es verdad que por mi mueras, allá a buscar esa flor fueras… y ya te aviso, que si no la consiguieras, tampoco mi amor obtuvieras.
El joven palideció ante tal afrenta, sus mejillas se encendieron y apretando  los puños juró:
  • Por tu amor Edelweiss, yo traeré esa flor. Y se marcho con un firme caminar.
Dicen que pasaron muchos muchos días y que el joven nunca regresó. También dicen que aunque ella reía todas las mañanas, cuando las estrellas cubrían el firmamento, cuando nadie la veía lloraba, y rogaba que él volviera junto a ella.

Acabó perdiendo el juicio. Sin salir de casa sollozaba amargamente todas las noches, mientras contemplaba las altas montañas. Su pena acabó una de esas frías y largas noches de invierno, en la que según cuentan generación tras generación los vecinos del lugar, a las montañas salió, totalmente desnuda a buscarle, gritando su nombre hasta desgarrarse la voz, y nunca más se la volvió a ver.

Desde entonces en su honor, la flor de  las nieves se llama Edelweiss y es símbolo de amor verdadero y eterno, como el de los dos jóvenes que murieron arropados por la nieve.