Romasanta, el hombre lobo gallego

La leyenda de Romasanta se originó en Galicia a mediados del siglo XIX. La historia cuenta que Manuel Blanco Romasanta, un vendedor ambulante de aceite y otras mercancías, fue acusado de asesinar a varias personas en la región de Ourense.

Se dice que Romasanta, nacido en 1809, sufría de una extraña enfermedad que le hacía tener una gran cantidad de vello en su cuerpo, lo que le daba una apariencia de hombre lobo. Según la leyenda, durante los años de 1850, Romasanta se dedicó a viajar por los pueblos de Galicia, vendiendo sus productos y comerciando con la gente del lugar. Sin embargo, en 1852, comenzaron a surgir rumores de que varias personas habían desaparecido después de haber comprado aceite a Romasanta. Se sospechaba que el vendedor ambulante estaba matando a sus clientes y convirtiéndolos en jabón y otros productos que luego vendía en su caravana.

La policía comenzó a investigar y en 1853, Romasanta fue detenido. En su juicio, afirmó que su apariencia de hombre lobo era debido a una maldición que había recibido de una gitana, que le había convertido en un licántropo. A pesar de sus afirmaciones, Romasanta fue condenado por los asesinatos y se le ordenó ser ejecutado. Durante el juicio y después de su muerte, la leyenda de Romasanta se fue propagando y enriqueciendo con detalles fantásticos, como que podía convertirse en un lobo, que comía carne humana y que incluso había sido llevado a juicio por un tribunal eclesiástico en el que se le había declarado inocente por la maldición gitana.

A pesar de que no hay pruebas que confirmen la existencia de la maldición o de su transformación en hombre lobo, la historia de Romasanta sigue siendo una de las leyendas más conocidas de Galicia y ha inspirado películas, novelas y otros trabajos culturales.