Dos versiones de la represión en uno y otro bando y la actuación de los vencedores sobre los vencidos, con una pequeña historia de amor y amistad que se cruzan.
Días de sangre y noches de amor, con una lucha entre la razón y la locura colectiva y con un trágico final que marcaría la vida y el futuro no sólo de un hijo y de una familia, sino de las generaciones futura en España de la postguerra.
El título tiene dos explicaciones, la sombra que aún queda de la guerra civil y la del árbol-símbolo que hizo de referente a los enterrados bajo su sombra.