El gigante Bosnearu de Broto


¿Habéis oído hablar del Yeti? Era un gigante que vivía en el Himalaya, "el Abominable Hombre de las Nieves". Esta leyenda se repite en algunos lugares del mundo, y en el Pirineo no iba a ser menos... Quizás el más famoso el Silbán, el gigante del Sobrabe que atemorizaba los lugareños. 
En localidad de Broto encontramos otra leyenda que habla de un gigante, este se llamaba Bosnerau. Se trata de un ser mitológico con el que nos podemos encontrar a lo largo de nuestros paseos por el valle de Broto, entrada al Valle de Ordesa. A pesar de su terrorí­fico aspecto no debe asustarnos porque sus intenciones son buenas.  
Bosnerau es el protector de pastores y rebaños. Cuando los rebaños lo atisban hacen sonar sus esquillas para saludarlo. En los valles de Euskadi lo llaman Basajaun y es muy interesante como muchos valles pirenaicos comparten este personaje describiéndolo del mismo modo: un ser gigantesco de larga melena con una pierna en forma de tronco de árbol.
Cuenta la leyenda que Bosnerau habitaba nuestros bosques y montañas mucho antes de que llegaran los primeros humanos. Su fuerza es colosal, gigantesca su estatura y su cuerpo está totalmente cubierto de pelo. Tiene una larga melena y una barba protuberante.
A pesar de su aspecto salvaje, su carácter es amable y tremendamente bueno. Vive en cuevas junto a las cumbres más altas y pasea por los bosques protegiendo a los rebaños. Dice la leyenda que Bosnearau alerta con silvidos de las tormentas y de los lobos, y así los pastores pueden resguardar a los animales. Los rebaños, cuando notan su presencia, le saludan de forma unánime con sus esquilas y cencerros. Además, en señal de agradecimiento, los pastores le dejan comida en el bosque.
Fue Bosnerau quien con su tremenda sabiduría, enseñó a los primeros hombres y mujeres que habitaron nuestras montañas a cultivar los campos, trabajar la madera y cuidar el ganado. «Al brotar la hoja, siémbrese el maíz; al caer la hoja, siémbrese el trigo», les decía. Gracias a él, los humanos aprendieron a sobrevivir en las montañas y, por ello, es un personaje tremendamente querido por los montañeses.