"Llegar y besar el santo": Cuando la suerte está de tu lado
¿Alguna vez has conseguido algo con una facilidad asombrosa? Sin obstáculos, sin esperas, sin complicaciones. En la vida real, rara vez ocurre, pero cuando pasa, solemos decir: “Llegar y besar el santo”.
Esta expresión tan popular tiene su origen en las peregrinaciones religiosas. En la antigüedad, los fieles viajaban largas distancias para visitar la imagen de un santo con la esperanza de recibir su bendición o pedir un favor. Una vez llegaban al destino, la tradición era besar la figura del santo en señal de devoción.
El problema era que no eran los únicos. La mayoría de las veces, se formaban largas colas de peregrinos que, pacientemente, esperaban su turno. Sin embargo, en ocasiones, por algún golpe de suerte o circunstancia especial, un devoto lograba acceder directamente y sin esperas. Y ahí surgió la expresión: quien llegaba y besaba al santo sin demora, era considerado afortunado.
Hoy en día, esta frase se ha desprendido de su significado religioso y se usa en un sinfín de situaciones. Desde quien consigue un trabajo en la primera entrevista hasta el que gana la lotería con su primer boleto. En todos estos casos, se dice que han llegado y besado el santo.
Pero seamos realistas: en la vida no siempre se tiene tanta suerte. La mayoría de las veces, hay que hacer cola, esperar y esforzarse. Así que si alguna vez te toca “llegar y besar el santo”, aprovéchalo. No ocurre todos los días.